Son muchas las expectativas puestas en el transporte de mercancías con drones.

Desde hace años se habla de proyectos concretos y de las posibilidades de utilizar UAS en el transporte de diferentes tipos de mercancías y en diferentes escenarios. Si bien hay detrás de algunos de estos proyectos, grandes empresas que entre otras aportaciones han contribuido con inversiones y fondos para su desarrollo, la realidad es que estamos todavía lejos de disponer de una utilización real y práctica de este tipo de transporte, salvo algún caso aislado producto más de una actuación de imagen que vaya compensando las inversiones realizadas.

El transporte de mercancías tradicional no es un concepto uniforme. Hay diferentes clasificaciones y tipos de transporte según por ejemplo el tipo de mercancía, el volumen a transportar, la distancia a recorrer, la urgencia, el valor de la mercancía, etc.

Estos diferentes enfoques en el transporte de mercancías con medios tradicionales, se vuelven a repetir si el medio a utilizar fuera un UAS.

En otras palabras, es evidente que, sin entrar en consideraciones más profundas, no en todos los transportes de mercancías es posible sustituir el medio actual de trasporte por un dron.

Tras esta primera y genérica conclusión merece la pena profundizar un poco más sobre la realidad actual y sobre los problemas que el transporte de mercancías tienen en el día de hoy y donde pueden estar las soluciones que generalicen su uso.

En primer lugar, hay que seleccionar acertadamente cual es el mercado, de entre todos los que mencionábamos, que más beneficios y mejor se ajusta al uso de UAS. Cuando decimos beneficios, una palabra poco concreta, nos estamos refiriendo a aspectos como, sostenibilidad, rentabilidad y seguridad.

Sostenibilidad es sustituir modos de trasporte por sistemas menos contaminantes y más eficaces en el uso de la energía.

Rentabilidad es transportar con menores costes y mayores rendimientos.

Seguridad es aplicar normativas que garanticen cotas de fallos asumibles y que produzcan una aceptación social de este nuevo modo de trasporte.

Y aquí nos topamos con la realidad. Si bien en algunos casos se dispone ya de UAS capaces de realizar operaciones y ya hay situaciones concretas de su uso, hay que ser muy selectivo en qué tipo de transporte ponemos los esfuerzos que den respuesta a los aspectos de sostenibilidad, rentabilidad y seguridad.

Por ejemplo, se habla mucho del uso de UAS para el transporte de pequeñas mercancías en lo que se denomina “última milla”.

Si bien nadie pone en cuestión las ventajas como la rapidez, la eliminación de tráfico rodado en las ciudades con la mejora de la circulación, la disminución de la congestión, el uso de un vehículo no contaminante, entre otras, con el uso de drones para sustituir a coches, furgonetas o motos para este tipo de reparto de mercancías, nos topamos con la cruda realidad de la dudosa rentabilidad económica de esta sustitución con las condiciones actuales y de los problemas logísticos de entregas seguras y fiables, además de la aplicación de la normativa, en este caso concreto, la normativa de la UE.

¿Que facilitara la implantación de UAS para estas labores logísticas?

Hay varios factores todos ellos necesarios y hasta cierto punto complementarios. Por una parte, la normativa que hagan posibles vuelos autónomos que reduzcan los costes globales y unitarios de este transporte. Por otra parte, sistemas de gestión de tráfico aéreo que gestione adecuadamente las operaciones priorizando la seguridad y la rentabilidad de la operación. UAS con una tecnología que aporten fiabilidad y operaciones seguras. Sistemas de entrega seguras y adaptadas a cada caso que no discriminen a sectores de la sociedad.

Todo ello debe avanzar en armonía y converger conjuntamente en dar una solución global a este tipo de transporte que produzca una aceptación social, cuestión básica para introducir avances reales en el trasporte que sean valorados positivamente.

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